Irene Celcer
Matrículas:
Lic. en Psicología 6433 (Argentina)
LCSW Atlanta, GA CSW 003079.
Florida Telehealth Provider registration : 48
https://floridasmentalhealthprofessions.gov/
Irene Celcer nació en Buenos Aires Argentina. Estudió psicología en la Universidad de Belgrano donde recibió el título de Licenciada en Psicología Clínica. Luego hizo una maestría en Psicología Holística de la Universidad de Antioch (San Francisco, USA, 1986) y otra en Asistencia Social de la Universidad de Yeshiva (Nueva York, USA, 1988).
Su formación clínica fue influenciada por el Women’s Therapy Centre Institute de Nueva York donde hizo cursos, además de terapia personal (1986-1990).
Su formación sigue la tradición psicodinámica. Pero integra la comprensión histórica de las distintas olas de feminismo, el rol de la mujer en el mundo y utiliza herramientas de las terapias cognitivas y de neuropsicobiología.
La Lic. Celcer se especializa en trastornos de alimentación, percepciones de la imagen corporal, temas de la mujer, género y género fluido.
También atiende consultas por infertilidad. En ellas, el objetivo es decidir si utilizar métodos de reproducción asistida, adoptar o utilizar gametas de terceros. También atiende a individuos y a parejas que quieren contarles a sus hijos su concepción con ganetas donadas.
Irene Celcer lidera un grupo de adolescentes y adultos jóvenes que son transgénero y de género variante en la organización Lost & Found en Atlanta (USA), donde juntos, trabajan sobre el tema de imagen corporal. Dicta conferencias para organizaciones profesionales como NASWGA (Asociación nacional de trabajadores sociales de Georgia, USA), CSNSW-GA (Sociedad clínica de trabajadores sociales, Georgia, USA) y hospitales como Riverwoods Southern Regional Psychiatric Center, Riverdale, Georgia, USA.
La Lic. Irene Celcer trabajó en la junta directiva de Eating Disorders Information Network (2007-2008).
Es miembro del Mental Health Professional Group de la American Society for Reproductive Medicine (Grupo de profesionales de salud mental de la academia de medicina reproductiva americana). También es miembro de W-Path (Organización Mundial de Profesionales para la salud transgénero).
Es entrevistada y columnista en distintos medios de comunicación como: CNN, Telemundo, y en la radio (Arg), en el programa «Oíd Mortales».
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Irene Celcer Testimonio
Muchas veces me preguntan por qué decidí trabajar en los temas de Trastornos Alimentarios, Infertilidad y Género Fluido y Transgénero. Parte de la respuesta es fácil: sufrí en carne propia los temas cuerpo-comida, bullying, y también infertilidad. A veces, los psicólogos nos dedicamos a aquello que hemos experimentado porque el conocimiento vivencial del tema hace que nos apasione y que queramos ayudar a que otros no sufran lo mismo que nosotros.
Por mucho tiempo, mi cuerpo no fue el lugar en el que deseaba vivir. Me sentía gorda y fea. A los doce años le rezaba a Dios que me sacara dos de vida a cambio de hacerme linda, o sea flaca y de pelo lacio. Mucho más tarde, al sufrir de infertilidad, sentí que mi cuerpo me traicionaba nuevamente. Y por todo ello, me decidí a trabajar en dichos temas.
Pero ¿por qué- me preguntan siempre- con los de transgénero y género variante o fluido? Dichos temas para mí, tiene muchas aristas dolorosas que me tocan: el acoso, la infertilidad social, el maltrato, las injusticias a los cuerpos disidentes, no ser reconocido por quien uno es. En este terreno tuve una aproximación durante la infancia. Fue una experiencia menor que no llega, de ninguna manera, al umbral de dolor que puede sentir una persona transgénero en su día a día.
Fue a los 8 años. La familia iba a hacer un viaje, en coche al sur argentino. Me imagino que, para no lidiar en vacaciones con un matorral de rulos anárquicos, me cortaron el pelo muy-muy cortito. Odié ese corte. La familia emprendió el viaje. En Santa Rosa, La Pampa, hubo que cargar nafta y el señor de la estación de servicio nos saludó al irnos. A mí me dijo: «Chau pibe!».
Han pasado muchas décadas. Todavía recuerdo el sentimiento de horror y confusión que me invadió. Me puse a llorar tanto que mi madre le ordenó a mi padre buscar un lugar para comprarme una hebilla de pelo que denotara mi indiscutible género. Mi padre y mi hermana empezaron a buscar una mercería abierta a la hora de la siesta. Tarea casi imposible en el Santa Rosa de esa época. No recuerdo cuánto tiempo pasamos buscando un negocio abierto y mi madre consolándome, pero sé que fue mucho por los bufidos de mi hermana. Finalmente, una señora interrumpió su siesta para abrirnos la puerta. Por suerte, tenía hebillitas para el pelo, ¡qué alegría! La recuerdo. Era como un moño forrado en tela. Compramos una. Pero la suerte quiso que le quedaran solo color celeste cielo. Mi mamá me la puso después de haberme hecho una raya al costado, como pudo, aplastando los rulos que se volvían a levantar para que se viera bien la bendita hebilla que era bastante chica. Recuerdo mi alivio y felicidad. ¡Ahora nadie me iba a confundir! Al volver al coche, mi padre y mi hermana al unísono, como si lo hubieran preparado, dijeron ¿‘Celeste? ¡Celeste es color de varón!’ Fue como si se me hubiera caído el celeste-cielo, entero, ¡encima! Y fue así, como por siempre, quedó grabada, como inscripta a fuego la fuerza de lo que es la propia identidad de género.
Hay muchas visiones teóricas con respecto a las áreas que me competen. Y también muchas opiniones profesionales al respecto.
La mía es la siguiente: Nadie elige sufrir de infertilidad, de un trastorno o problema alimentario, de una imagen corporal negativa, o ser de género variante.
La infertilidad es una realidad que muchas veces nos sorprende. No es fácil sufrirla y la persona debe decidir qué camino quiere tomar, si ser o no madre o padre y cómo. Decisiones que una persona fértil no está obligada a tomar. Comer compulsivamente, en general, es un mecanismo que nos sirvió para sobrevivir o superar alguna situación, en el pasado, pero en el presente, ya no nos sirve. Nos trae dolor.
Los temas de género no son un trastorno, pero la sociedad todavía no sabe cómo reaccionar ante lo que no es binario.